sábado, 25 de junio de 2016

Nadie va a morir por nadie, pero vivir.. eso es otra cosa.


Alguna vez que otra me he preguntado cómo sería mi vida dentro de unos años y, a veces me moría de ganas por adelantar el tiempo, asomarme al libro de mi vida y ver mis caídas y tropiezos para así poder elegir otro camino, el que sea, con tal de no sufrir.

Pero otras veces me paro a pensar en el momento justo en el que dudo si elegí bien y es que la vida no la puedes elegir, puedes ser fuerte o débil, pero siempre habrá subidas y bajadas entonces te das cuenta de que no puedes asomarte a una ventana en el que veas tu futuro, tu propio libro lo escribes tu conforme vives porque no se puede arrancar páginas que aún no están ni escritas.

Este año ha sido para mí el más difícil hasta ahora, he perdido a tantas personas en el momento que más las necesitaba.. personas que creía esenciales y ahora no son nada más que un recuerdo, a veces, ni bueno. Sé que a lo largo de mi vida se van a ir mil de aquellas que conoceré, tarde o temprano ves la realidad y sabes quien está y quien no.

He llegado a un punto de mi vida de querer irme lo más lejos posible, porque total no cambiaría nada. Superado el bache y aun sintiendo el dolor del roce de este, he seguido, he sido egoísta y he sacado fuerzas, fuerzas que no tenía por haber dado el 100% de mí en el momento en el que ellas sí me necesitaban. Terminé cansándome de aquellas personas que por suerte o por desgracia no querían verme, ni tan siquiera preguntar cómo estaba y cuando pensaba en tirar la toalla, en pensar solo en mi, lo vi.

Confieso que soy una niña muy observadora, estoy pendiente de todo lo que pasa a mi alrededor pero hace unos meses me olvidé de todo pues quería estar y confiar solo en mí e intentaba pasar de todo. Cuando al coger un atajo hasta mi instituto vi un chico que entraba tarde a clase me quedé mirándolo dos segundos y este, al suelo y con la mano derecha entrelazando sus dedos entre su pelo rubio y deslizándolo hacia atrás, pensé este chico seguro que es un egocéntrico, otro de tantos que hay.

La segunda vez que lo vi estaba esperando al bus a las 14:51 y me miró tan fijamente que podía contar los dos segundos mas largos que he vivido, y ahí, me quedé pensando hasta que llegué a casa y al meterme en Facebook vi que me envió una solicitud de amistad, no nos conocíamos, no sabía su edad, su nombre, nada y creía que era lo único que compartíamos.

Pasaron dos meses y lo volví a ver con un amigo mío y fue ahí cuando ya no pude contenerme y me apunté en la mano un punto para nada mas verlo acordarme de preguntarle por el chico rubio, me interesé por él y aunque en ese momento me morí de miedo le pregunté cómo era, qué le gustaba y si era como yo creía en un principio, una vez más me equivoqué, no era como yo lo pintaba, no era creído, ni egocéntrico y es que a partir de ese día (19 de abril) vivo una serendipia constante en mi vida, sí, una casualidad, una ilusión que creí que no volvería a tener tan pronto por alguien pero sé que soy feliz y ahora sé que es lo más importante en la vida es vivir y no planear saltarnos algunos capítulos de nuestra historia porque entendí que todos descubrimos algo que no hemos estado esperando, y que sin embargo, lo hemos encontrado.
Quizá tenga malos días, quizá no tenga la altura perfecta para la mía o viceversa, pero me encanta, así sacándome 48 cm de altura, fumando y pidiéndome perdón cada vez que discutimos porque es entonces cuando me doy cuenta que nadie tiene esto, nadie en este preciso momento ha encontrado lo que tengo yo, una persona que siente por mí, que aun sin equivocarse me apoya y lucha, una persona hecha a mi medida. Muchas veces me he preguntado cómo hubiera cambiado mi vida al no señalarme con bolígrafo aquel punto en mi mano, a no haber estado mirando por la ventana de mi coche en ese preciso momento en el que estaban juntos, ahora me cuesta imaginarme sola pues es la primera vez que aun sin buscar nada, es más sin querer buscar nada por miedo, he encontrado la persona que me hace respirar, que calma mis taquicardias, que me quiere.

Porque la última persona que pensaría que podría hacerme bien acaba siendo la que más feliz me hace.

Y es que estar enamorado es saber con quien aprender a no querer saltarte ninguna página y.. vivir.